Cuando dividimos el Producto Bruto Interno entre la población del país, obtenemos el PBI por habitante. En 1975, el PBI por habitante fue de 5,542 soles, en soles constantes de 1994. En el 2006, la cifra fue de S/. 5,822 anuales, con lo que por primera vez en estos 31 años se supera la cifra de 1975. Estas cifras las publica la Memoria Anual del Banco Central de Reserva.
Los 5,542 soles anuales de 1975 se parecen mucho a los S/. 5,365 del segundo gobierno de Belaunde en 1981. Pero al final del gobierno del arquitecto, en 1985, se dio un fuerte retroceso, en gran parte por la crisis de la deuda externa, que siguió en intensidad al Fenómeno del Niño de 1983.
1987 fue el mejor año del primer gobierno de García, con un PBI per cápita que casi igualó el mejor momento de Velasco (1975) y de Belaunde (1981). Pero una golondrina no hace verano y en 1989, antes del fujishock de 1990, se perdió todo lo ganado y el PBI per cápita retrocedió hasta S/. 4,055. En 1990 el PBI per cápita cayó más, a S/. 3,771.
El mejor año de Fujimori fue 1997, con S/. 4,784. Es decir, que en esos años de entrada masiva de capitales externos y de privatizaciones, que favorecen a todo gobierno, no se llegó a las cifras "gloriosas" de 1975, 1981 y 1987. A partir de 1998, el contagio de la crisis asiática y de la crisis rusa, así como, dentro del Perú, el mal manejo de los capitales de corto plazo (su salida en estampida, más de 8% del PBI en 45 días) secó la liquidez, rompió la cadena de pagos y provocó la recesión.
A partir del 2002 recomenzó el crecimiento del PBI, habiendo aumentado en poco más de 30%, hasta el 2006 incluido. Así las cosas, en el 2006 el PBI per cápita llegó a S/. 5,822 de 1994, la cifra más alta desde 1950 a la fecha.
Hace pocos días el ministro Carranza tocó el mismo tema cuando dijo que en el 2007 tendríamos un ingreso de US$ 4,000 anuales per cápita, lo que se obtiene de dividir el PBI de US$ 110,000 millones entre los 28 millones de peruanos. Dijo el Ministro que esto estaba muy bien porque subiríamos en la categorización que hace el Banco Mundial.
Si dividimos los US$ 4,000 entre 12, el ingreso promedio mensual de cada peruano sería de US$ 330 o casi 1,000 soles mensuales. ¿Cómo? ¿Cada peruano, costeño, selvático o serrano, hombre o mujer, joven o anciano, incluidos los bebés, gana en el Perú 1,000 soles mensuales? ¿Pero si el sueldo mínimo, que no lo ganan todos, es de solo S/. 530/mes? No, pues. Sucede que la cifra es un promedio que permite, de una manera rápida, comparar a los diferentes países. EEUU, por ejemplo, tiene un per cápita de US$ 2,200 mensuales, mientras que Sudán apenas si llega a los US$ 20/mes.
Pero el promedio no dice nada sobre la distribución del ingreso dentro de cada país. En América Latina, incluido el Perú, la desigualdad es la mayor del mundo, superando incluso al Africa. Lo que quiere decir que pocos ganan mucho y muchos ganan muy poco. Es por eso que en el Perú, en promedio, la pobreza es 44%, pero en la Costa es 28% y en la Sierra es 63%. Lo que es peor: en estos años de crecimiento, se ha agravado la pobreza en varios departamentos de la Sierra Sur.
Más: la participación salarial en el PBI cayó de 25 a 21.8% en estos años de crecimiento, mientras aumentó la participación de los excedentes de explotación de 58.7 a 62%. El reto es, entonces, no hablar de cifras de ingreso per cápita de US$ 4,000 en promedio, sino de crecer redistribuyendo, disminuyendo la desigualdad. Lo que implica replantear el actual modelo económico, con el cual se crece (en estos años de vacas gordas) pero no se redistribuye.
Los 5,542 soles anuales de 1975 se parecen mucho a los S/. 5,365 del segundo gobierno de Belaunde en 1981. Pero al final del gobierno del arquitecto, en 1985, se dio un fuerte retroceso, en gran parte por la crisis de la deuda externa, que siguió en intensidad al Fenómeno del Niño de 1983.
1987 fue el mejor año del primer gobierno de García, con un PBI per cápita que casi igualó el mejor momento de Velasco (1975) y de Belaunde (1981). Pero una golondrina no hace verano y en 1989, antes del fujishock de 1990, se perdió todo lo ganado y el PBI per cápita retrocedió hasta S/. 4,055. En 1990 el PBI per cápita cayó más, a S/. 3,771.
El mejor año de Fujimori fue 1997, con S/. 4,784. Es decir, que en esos años de entrada masiva de capitales externos y de privatizaciones, que favorecen a todo gobierno, no se llegó a las cifras "gloriosas" de 1975, 1981 y 1987. A partir de 1998, el contagio de la crisis asiática y de la crisis rusa, así como, dentro del Perú, el mal manejo de los capitales de corto plazo (su salida en estampida, más de 8% del PBI en 45 días) secó la liquidez, rompió la cadena de pagos y provocó la recesión.
A partir del 2002 recomenzó el crecimiento del PBI, habiendo aumentado en poco más de 30%, hasta el 2006 incluido. Así las cosas, en el 2006 el PBI per cápita llegó a S/. 5,822 de 1994, la cifra más alta desde 1950 a la fecha.
Hace pocos días el ministro Carranza tocó el mismo tema cuando dijo que en el 2007 tendríamos un ingreso de US$ 4,000 anuales per cápita, lo que se obtiene de dividir el PBI de US$ 110,000 millones entre los 28 millones de peruanos. Dijo el Ministro que esto estaba muy bien porque subiríamos en la categorización que hace el Banco Mundial.
Si dividimos los US$ 4,000 entre 12, el ingreso promedio mensual de cada peruano sería de US$ 330 o casi 1,000 soles mensuales. ¿Cómo? ¿Cada peruano, costeño, selvático o serrano, hombre o mujer, joven o anciano, incluidos los bebés, gana en el Perú 1,000 soles mensuales? ¿Pero si el sueldo mínimo, que no lo ganan todos, es de solo S/. 530/mes? No, pues. Sucede que la cifra es un promedio que permite, de una manera rápida, comparar a los diferentes países. EEUU, por ejemplo, tiene un per cápita de US$ 2,200 mensuales, mientras que Sudán apenas si llega a los US$ 20/mes.
Pero el promedio no dice nada sobre la distribución del ingreso dentro de cada país. En América Latina, incluido el Perú, la desigualdad es la mayor del mundo, superando incluso al Africa. Lo que quiere decir que pocos ganan mucho y muchos ganan muy poco. Es por eso que en el Perú, en promedio, la pobreza es 44%, pero en la Costa es 28% y en la Sierra es 63%. Lo que es peor: en estos años de crecimiento, se ha agravado la pobreza en varios departamentos de la Sierra Sur.
Más: la participación salarial en el PBI cayó de 25 a 21.8% en estos años de crecimiento, mientras aumentó la participación de los excedentes de explotación de 58.7 a 62%. El reto es, entonces, no hablar de cifras de ingreso per cápita de US$ 4,000 en promedio, sino de crecer redistribuyendo, disminuyendo la desigualdad. Lo que implica replantear el actual modelo económico, con el cual se crece (en estos años de vacas gordas) pero no se redistribuye.
H.C.
Prensa escrita