jueves, 13 de diciembre de 2007

Fujimori: Discurso retro

El Poder Judicial tomó ayer la decisión histórica de condenar a Alberto Fujimori a seis años de prisión, en el primer caso de los que se siguen en su contra. Esta sentencia es un golpe para la estrategia del acusado, que tiene como uno de sus pilares politizar el proceso, tal como se evidenció el lunes último cuando lanzó su atropellado mensaje llamando a que, sacando cuentas entre el debe y el haber, se concluya que sus logros fueron superiores a los deméritos.
Sin embargo, Fujimori no conseguirá alinear tras de sí a la población, y menos aún a quienes tienen la responsabilidad de juzgar los hechos. En primer término, porque la impunidad pierde terreno en el mundo entero y cada vez se justifican menos fácilmente comportamientos delincuenciales que se quieren sustentar en supuestas verdades políticas, religiosas o ideológicas.
Además de esto, es evidente que el ánimo de los peruanos se ha modificado en los últimos 10 años, a pesar de que el actual gobierno se empeñe en reproducir algunos estilos gubernamentales del fujimorismo. Hoy no existe la desesperación que atrapó a parte de la sociedad peruana como producto de la hiperinflación, el crecimiento de Sendero y el desgobierno. La palabra 'orden', a la que tanto se apeló y tras la cual se cometieron abusos de todo calibre, ha cambiado por otras que apuntan al bienestar de las personas: crecimiento, distribución, mejores sueldos y salarios, salud y educación.
Hay que recordar, también, que el fujimorismo no se caracterizó ni en su mejor momento por movilizar simpatizantes, salvo cuando había prebenda o baile 'chicha' de por medio. Por último, la cobertura mediática es ahora plural, lejos de lo que ocurría en la década de los 90, cuando todos los días se compraba y se vendía titulares, al tiempo que, apelando a amenazas e incluso al secuestro, se trataba de atemorizar a quienes osaban preocuparse por lo que hoy se pretende calificar solo como "excesos".
Hay, sin embargo, dos esferas que podrían ser influenciadas por el discurso fujimorista: el Gobierno, que podría intentar entrometerse sobre todo en la segunda etapa del juicio, y sectores de las Fuerzas Armadas entre los que el fujimorismo podría buscar aliados para entorpecer el trabajo de la justicia. No es gratuito que la defensa esté llamando a declarar a varios, tal vez tratando de convertir las audiencias en sesiones de defensa del tipo de lucha antisubversiva que decidió emplear el régimen, más que de ceñirse a los hechos.
En este contexto, la Sala Penal Especial de la Corte Suprema tiene la responsabilidad principal y el papel protagónico central. Dicho de otra manera: es indispensable continuar evitando la politización, así los interesados la provoquen.
C.S.P.
Prensa escrita.