lunes, 21 de enero de 2008

Tres ramas podridas

A la luz de la encuesta más reciente, el presidente Alan García y su otro yo, Jorge del Castillo, resultan más desaprobados que los maestros malos. La opinión pública se ríe así de la soberbia con que ambos personajes suelen pontificar sobre hechos, colectividades, personas y opiniones.
La consulta realizada a escala nacional por Ipsos Apoyo Opinión y Mercado para el diario El Comercio entre los días 15 y 18 de enero es contundente: sólo 32% aprueba la gestión presidencial y sólo 28%, la de Del Castillo.
Y eso que Lima resulta una agujereada tabla de salvación para García. Tiene éste en la capital siquiera un 39% de aprobación. En el Norte, el voto a su favor desciende a 25%; en el Centro, a 29%; en el Sur, a 26% y en el Oriente se hunde hasta la sima y la suma de 17%. El Congreso continúa en caída libre: su desaprobación llega al 71%, contra sólo 21% de aprobación.
Un titular de primera página de El Comercio expresa, al dar cuenta de la encuesta, que el 55% de peruanos están en contra de que “sigan en aulas los maestros que no pasan evaluación”. En realidad, la encuesta dice que el 43% de los encuestados cree que los maestros deben llevar cursos para mejorar su evaluación y al mismo tiempo seguir enseñando; 31% considera que deben llevar cursos y no enseñar hasta que aprueben y 24% cree que deben “mejorar su evaluación”. Sólo si desaprueban nuevamente deben dejar de enseñar. La opinión no aprueba, pues, los despidos intempestivos que el Apra alista. El podrido Poder Judicial, tan cercano en todo al alanismo, padece un 75% de desaprobación. Apenas un esmirriado 17% lo aprueba. Ha perdido el juicio sin apelación.
Restallantes y actuales suenan las palabras de Manuel González Prada en Horas de Lucha:“Nada extraño que semejantes hombres no sean instrumentos de la Justicia sino herramientas del poder y que hayan merecido las terribles acusaciones de Salazar y Mazarredo. ‘El infrascrito (decía el furibundo Comisario Regio en su nota dirigida el 12 de abril de 1864 a nuestro ministro de Relaciones Exteriores) no calificará lo que son los tribunales del Perú, limitándose sólo a recordar que el actual subsecretario de negocios extranjeros de la Gran Bretaña, Mr. Layard, dijo hace poco en la Cámara de los Comunes, al discutirse la reclamación del capitán White, que este súbdito británico, Cien años después, la opinión pública peruana considera que ese poder del Estado sigue siendo el peor de un sistema gubernamental repudiado. En suma, somos un país donde las tres ramas del Poder adolecen de infamia; es decir, carecen de prestigio. Todo indica que el país está buscando otra dirección, otros dirigentes.